Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 252
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Poco a poco el mundo exterior invade mis sentidos y, madre mía, menuda
invasión. Floto, con las extremidades desmadejadas y lánguidas, completamente
exhausta. Estoy tumbada encima de él, con la cabeza en su pecho, y huele de
maravilla: a ropa limpia y fresca y a algún gel corporal caro, y al mejor y más
seductor aroma del planeta… a Christian. No quiero moverme, quiero respirar ese
elixir eternamente. Lo acaricio con la nariz y pienso que ojalá no tuviera el
obstáculo de su camiseta. Mientras el resto de mi cuerpo recobra la cordura,
extiendo la mano sobre su pecho. Es la primera vez que se lo toco. Tiene un pecho
firme, fuerte. De pronto levanta la mano y me agarra la mía, pero suaviza el efecto
llevándosela a la boca y besándome con ternura los nudillos. Luego se revuelve y
se me pone encima, de forma que ahora me mira desde arriba.
—No —murmura, y me besa suavemente.
—¿Por qué no te gusta que te toquen? —susurro, contemplando desde abajo sus
ojos grises.
—Porque estoy muy jodido, Anastasia. Tengo muchas más sombras que luces.
Cincuenta sombras más.
Ah… Su sinceridad me desarma por completo. Lo miro extrañada.
—Tuve una introducción a la vida muy dura. No quiero aburrirte con los
detalles. No lo hagas y ya está.
Frota su nariz con la mía, luego sale de mí y se incorpora.
—Creo que ya hemos cubierto lo más esencial. ¿Qué tal ha ido?
Parece plenamente satisfecho de sí mismo y suena muy pragmático a la vez,
como si acabara de poner una marca en una lista de objetivos. Aún estoy aturdida
con el comentario sobre la «introducción a la vida muy dura». Resulta tan
frustrante… Me muero por saber más, pero no me lo va a contar. Ladeo la cabeza,
como él, y hago un esfuerzo inmenso por sonreírle.
—Si piensas que he llegado a creerme que me cedías el control es que no has
tenido en cuenta mi nota media. —Le sonrío tímidamente—. Pero gracias por dejar