Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 236
Lo dice sereno y serio.
¿Cómo no voy a pensar? Te puedes hacer pasar por un coche, ser otra de sus
posesiones, ataca de nuevo mi subconsciente con su desagradable mordacidad. La
ignoro. Ay, ¿podríamos rebobinar? El ambiente es ahora muy tenso. No sé qué
hacer. Me miro fijamente los dedos. ¿Cómo salvo la situación?
Deja la botella de champán en la mesa y se sitúa delante de mí. Me coge la cara
por la barbilla y me levanta la cabeza. Me mira con expresión grave.
—Te voy a comprar muchas cosas, Anastasia. Acostúmbrate. Me lo puedo
permitir. Soy un hombre muy rico. —Se inclina y me planta un beso rápido y casto
en los labios—. Por favor.
Me suelta.
Vaya, me susurra mi subconsciente.
—Eso hace que me sienta ruin —musito.
—No debería. Le estás dando demasiadas vueltas, Anastasia. No te juzgues por
lo que puedan pensar los demás. No malgastes energía. Esto es porque nuestro
contrato te produce cierto reparo; es algo de lo más normal. No sabes en qué te
estás metiendo.
Frunzo el ceño, tratando de procesar sus palabras.
—Va, déjalo ya —me ordena con delicadeza, cogiéndome otra vez la barbilla y
tirando de ella suave para que deje de morderme el labio inferior—. No hay nada
ruin en ti, Anastasia. No quiero que pienses eso. No he hecho más que comprarte
unos libros antiguos que pensé que te gustarían, nada más. Bebamos un poco de
champán. —Su mirada se vuelve cálida y tierna, y yo le sonrío tímidamente—. Eso
está mejor —murmura.
Coge el champán, le quita el aluminio y la malla, retuerce la botella más que el
corcho y la abre con un pequeño estallido y una floritura experta con la que no se
derrama ni una gota. Llena las tazas a la mitad.
—Es rosado —comento sorprendida.
—Bollinger Grande Année Rosé 1999, una añada excelente —dice con
entusiasmo.
—En taza.
Sonríe.
—En taza. Felicidades por tu graduación, Anastasia.
Brindamos y él da un sorbo, pero yo no puedo dejar pensar de que, en realidad,