Literatura BDSM Cincuenta sombras de Grey ( E.L. James ) | Page 152
—Mira, Anastasia, para mí también ha sido un fin de semana de novedades
—me dice en voz baja.
—¿Sí?
—Nunca había dormido con nadie, nunca había tenido relaciones sexuales en
mi cama, nunca había llevado a una chica en el Charlie Tango y nunca le había
presentado una mujer a mi madre. ¿Qué estás haciendo conmigo?
La intensidad de sus ojos ardientes me corta la respiración.
Llega la camarera con nuestros vasos de vino, e inmediatamente doy un
pequeño sorbo. ¿Está siendo franco o se trata de un simple comentario fortuito?
—Me lo he pasado muy bien este fin de semana, de verdad —digo en voz baja.
Vuelve a arrugar la frente.
—Deja de morderte el labio —gruñe—. Yo también —añade.
—¿Qué es un polvo vainilla? —le pregunto, aunque solo sea para no pensar en
su intensa, ardiente y sexy mirada.
Se ríe.
—Sexo convencional, Anastasia, sin juguetes ni accesorios. —Se encoge de
hombros—. Ya sabes… bueno, la verdad es que no lo sabes, pero eso es lo que
significa.
—Oh.
Creía que lo que habíamos hecho eran polvos de exquisita tarta de chocolate
fundido con una guinda encima. Pero ya veo que no me entero.
La camarera nos trae sopa, que ambos miramos con cierto recelo.
—Sopa de ortigas —nos informa la camarera.
Se da media vuelta y regresa enfadada a la cocina. No creo que le guste que
Christian no le haga ni caso. Pruebo la sopa, que está riquísima. Christian y yo nos
miramos a la vez, aliviados. Suelto una risita, y él ladea la cabeza.
—Qué sonido tan bonito —murmura.
—¿Por qué nunca has echado polvos vainilla? ¿Siempre has hecho… bueno… lo
que hagas? —le pregunto intrigada.
Asiente lentamente.
—Más o menos —me contesta con cautela.
Por un momento frunce el ceño y parece librar una especie de batalla interna.