El Estado colombiano se debe hacer cargo del subsidio a la gasolina en la frontera, de la atención médica integral y gratuita de la población, de las políticas de empleo digno y bien remunerado, que subsidie los alimentos, que genere planes de vivienda social, que amplíe la oferta educativa estatal en todos sus niveles. Que el Estado nacional se haga cargo de los derechos de los habitantes de la frontera con venezuela es una tarea del movimiento político y social colombiano que está emergiendo como alternativa. Hay que lograr tener un gobierno que genere tantos derechos sociales en Colombia, que viajar a Venezuela, o cualquier otro país, sea una opción de turismo o de movilidad y no la única opción para vivir dignamente. Eso sólo será posible cuando se derrote al neoliberalismo.
El gobierno Venezolano debería incluir al movimiento popular y social colombiano en la búsqueda de soluciones a lo que se ha denominado crisis fronteriza, generar un puente real con los proyectos latinoamericanistas en Colombia que trabajan en búsqueda de una sociedad posneoliberal. El pueblo venezolano y colombiano son hermanos y no pueden permitir que broten distancias entre dos naciones que son las dos alas del mismo ideario bolivariano, la diplomacia de los pueblos puede convertirse en la alternativa para luchar conjuntamente contra el paramilitarismo y el neoliberalismo que padecen los colombianos y que se pretende imponer en Venezuela.
La crisis que existe entonces es la pobreza generalizada en Colombia, producto del modelo neoliberal y la represión sistemática. La crisis es entre dos modelos antagónicos que están en disputa en toda nuestra américa.