Liderazgo y Experiencia Médica Edición 35 Octubre 2015 | Page 84

menopausia se asocia con la aparición de cambios en el metabolismo de las grasas (colesterol y triglicéridos) y de la glucosa, también se producen alteraciones en algunos factores de la coagulación de la sangre, así como se produce una tendencia al incremento del peso corporal, acentuándose la acumulación de grasa en la región del abdomen. El metabolismo general disminuye cuando llega la menopausia, por lo que la mujer suele aumentar su peso, de forma que cinco años después empezar con ésta, el 40% de las mujeres son obesas. Investigaciones a este respecto han demostrado que el aumento de peso y sobre todo con la presencia de obesidad, esto es un índice de masa corporal mayor de 30, aumenta 3 veces el riesgo de padecer diabetes tipo 2, casi 2 veces el de tener hipertensión arterial y 1,5 veces el de sufrir problemas con el metabolismo de las grasas (dislipidemia), que en las mujeres menopaúsicas se consideran como los principales factores que contribuyen a que una persona sufra trastornos cardiacos y en el sistema cardiovascular (llamados factores de riesgo cardiovascular). Se sabe que la diabetes en la mujer incrementa 3 a 7 veces el riesgo de padecer enfermedades de corazón y de fallecer por esa causa, a diferencia de lo que sucede en el hombre diabético en quien el aumento en el riesgo es menor (3 a 4 veces), independientemente de la edad. El efecto protector que parece conferirle los estrógenos endógenos a la mujer, no se reproduce con los estrógenos que se le administran a las paciente menopaúsicas como terapia hormonal sustitutiva. De hecho, no existen estudios reportados en la literatura científica que haya demostrado que las paciente postmenopaúsicas que reciben tratamiento hormonal sustitutivo reduzcan el riesgo de eventos cardiovasculares. Por el contrario, algunos estudios han demostrado que la terapia hormonal sustitutiva puede aumentar el riesgo de eventos trombóticos hasta en un 50%, lo que puede aumentar las posibilidades de que se presente un evento cardiovascular. El efecto benéfico de este tipo de terapia se enfoca principalmente en la reducción de problemas de osteoporosis y en la reducción de síntomas propios de la menopausia, cuando se administra a mujeres dentro de los primeros 5 años de la menopausia, pero después de este tiempo las posibilidades de problemas derivados de las hormonas se aumentan, por lo cual se concluye con estos estudios 82 que este régimen no debe iniciarse o continuarse para prevención primaria o secundaria de la enfermedad arterial coronaria. En el momento actual, se sabe que existen mecanismos de acción molecular en la terapia estrogénica, que incluyen tanto la activación como la represión de más de 500 genes que codificarán para proteínas que podrían tener relevancia en la patogénesis de la enfermedad cardiovascular, y por lo tanto, también en su tratamiento, lo que mantiene abierto el campo de investigación. Los factores de riesgo que contribuyen a la presencia de enferm edad arterial coronaria son, en esencia, los mismos tanto para hombres como para las mujeres. Sin embargo, la diabetes mellitus tipo II y la obesidad parecen ser más frecuentes y se presentan en forma creciente en mujeres relativamente más jóvenes. Los resultados que aportó la Encuesta Nacional en Salud en México demostraron que en mujeres mayores de 55 años era más frecuente que presentaran más de 3 factores de riesgo cardiovascular mayor que en los hombres a la misma edad (27.5% de las mujeres vs 19.5 de los hombres). De hecho, alrededor del 90% de las mujeres a esta edad presentan uno o más factores de riesgo cardiovascular. La frecuencia de la UMAE Hospital de Cardiología CMN Siglo XXI, IMSS LATIENDO JUNTOS, A TODO CORAZÓN