grado de potencial productivo de un suelo está determinado por sus características
químicas y físicas. El análisis de suelos cumple con dos funciones básicas (Inpofos 1997):
a) indica los niveles nutricionales en el suelo y por lo tanto es útil para desarrollar un
programa de fertilización
b) sirve para monitorear en forma regular los cambios en la fertilidad del suelo que
ocurren como consecuencia de la explotación agrícola y los efectos residuales de la
aplicación de fertilizantes
Control:
El control del suelo son prácticas que se realizan en la preparación del terreno para
aumentar la producción, pero que tienen el propósito secundario de reducir la escorrentía
(agua de lluvia que se desplaza por la superficie del terreno) y la erosión. Además,
contribuyen directamente a mejorar la textura, porosidad y fertilidad del suelo.
Algunas de dichas medidas son:
Labranza: Se refiere a la manipulación mecánica de los suelos con el fin de mantenerlos
en condiciones óptimas para el desarrollo de los cultivos.
Abonos orgánicos: la incorporación de materiales de origen orgánico favorece numerosas
propiedades físicas y químicas del suelo. La materia orgánica es una enmienda
relativamente completa, es decir, contiene cantidades de casi todos los elementos
importantes para la planta.
Rotación de cultivos: Es la sucesión de cultivos diferentes, en ciclos continuos, sobre un
área de terreno determinado
Cultivo múltiple: Se define como la utilización de la tierra con más de un cultivo en el
año. La modalidad más interesante de este sistema de explotación consiste en intercalar
varios cultivos en una unidad de terreno, este tipo de operación recibe el nombre de
“cultivos asociados”.
Barreras vivas: Son hileras de plantas perennes o de larga vida, densas, sembradas en
dirección perpendicular, transversal a la pendiente (inclinación del terreno), a la dirección
del viento, o en contorno. Esta práctica tiene como finalidad disminuir el poder erosivo
del escurrimiento o contener partículas desprendidas por erosión eólica.
Cultivos en fajas: Esta práctica consiste en alternar fajas o franjas de cultivos limpios con
otras de cultivos densos, siguiendo un programa de rotación.
El cultivo en fajas es una práctica agronómica que se puede llevar a cabo en terrenos
mecanizables. Se adaptan bien a terrenos planos a casi planos, protegiéndolos contra la
erosión, ya que las fajas donde se desarrollan los cultivos densos disminuyen el impacto
de la lluvia, aumentan la infiltración y reducen la escorrentía que afectaría la faja de
cultivo limpio ubicado inmediatamente debajo.