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30 Una Costa Rica Impensada SAN JOSE-(Especial para el periódico Información/Houston, Texas) Aquel país idílico, escondido (literalmente), en la cintura de las Américas, entre los dos océanos y Nicaragua y Panamá, ya no es lo que tanto admiraron cientos de cubanos en tránsito, quienes tocaron tierra costarricense primero, después de salir de la Cuba martirizada por Fidel Castro y su criminal dictadura; para continuar luego hacia los Estados Unidos, hacia el exilio, el destierro que ninguno nunca quiso. He conversado con muchos de esos inmigrantes y todos coinciden en que Costa Rica era un país maravilloso allá por los años 60 y 70, que invitaba a quedarse y rehacer las vidas. De hecho, apellidos como Revuelta, Sánchez, Ulibarri, De La Cuesta, Lago, Rovira y muchos más, decidieron hacer de esta pequeña nación centroamericana, un poco del paraíso que habían perdido en Cuba. Aquí se afincaron, fundaron familias robustas y sanas y continuaron viviendo en medio del progreso más ejemplar. Lo mismo podemos decir de venezolanos, peruanos, argentinos, chilenos y otras nacionalidades que se vieron expulsadas de sus países de origen, por razones políticas y militares. No en balde, Carlos Andrés Pérez, antes de ser presidente venezolano, ejerció su profesión de periodista en uno de los periódicos costarricenses más importantes, para regresar posteriormente a Caracas a los avatares de la política. Lo mismo sucedió con Jaime Lusinchi, quien encontró la tranquilidad de un exilio que lo libró de caer en las garras vengativas y esquizoides de Hugo Chávez y su sistema de hambre y opresión. Los casos se repiten uno tras otro a lo largo de la historia contemporánea costarricense. No obstante, y a las puertas de la segunda ronda electoral de este 2018, aquella Costa Rica que hemos reseñado, es solo un bello recuerdo, un hálito del pasado que solo existe en la nostalgia de muchas gentes nacionales y extranjeras que vivimos aquellos dorados años de honestidad, pujanza, solidaridad, respeto, buenas lides y demás principios humanistas que hoy no aparecen ni por asomo. Por ejemplo, el Partido en el gobierno, Acción Ciudadana (PAC), pasa por ser el más corrupto en la historia de esta nación. Si aplicamos la lógica en la justa medida, su existencia, ante un pueblo digno y honorable, sería prácticamente nula en estos momentos. Pero nó… eso no ocurrió en la Costa Rica actual. Más bien, los votantes, obviando los altos índices de corrupción del actual presidente de la República y varios de sus funcionarios de alto rango, lo han catapultado y puesto a pelear por alcanzar nuevamente la máxima magistratura nacional. Los tribunales de justicia, infiltrados por magistrados, fiscales y jueces corruptos, han sido claros, empero, en señalar que la corrupta fetidez llegó a la Casa de Gobierno, después de expandirse por los tres Poderes de la República (Judicial, Legislativo y Ejecutivo); y la prensa lo ha ventilado a la opinión pública con nombres y apellidos, de tal forma que, un pueblo, un votante digno, honesto y enemistado con la corrupción, tenía, en consecuencia, que apartar del poder al Partido Acción Ciudadana, sin miramientos, sin dilación, precisamente por sus evidentísimas muestras de corrupción agravada. Pero nó. El costarricense que votó por el PAC y votará por ese movimiento en