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Arde Nicaragua
TERRITORIO NACIONAL-(Especial para el periódico Información/Houston, Texas) El
error de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo, la co-dictadora, fue creer que todo en
su país estaba bajo control y que el aparato represivo y de engaño, funcionaba a las mil
maravillas. De ahí que se hayan confiado hasta que la situación ha detonado en forma de
levantamiento social… el levantamiento que todos esperábamos y que aún, empero, no se
ha producido con todo su poderío. Ante los hechos que se están dando día tras día, a la
pareja dictatorial nicaragüense le queda solamente el camino de aplicar mayor represión por
medio de las fuerzas paramilitares, el ejército (en el tanto les sea leal), y la policía. Más
represión, más sangre en las calles, más ánimos caldeados de los pobladores, eso es lo que
se vislumbra en el futuro inmediato.
Sin ir más lejos, la semana pasada, en esta Capital y en los principales municipios
del país, se dio un paro general que fue convocado por estudiantes, empresarios y
organizaciones sociales, agrupados en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. De
tal manera, toda la nación quedó paralizada, mientras el dictador Daniel Ortega amenazaba
de una y otra manera, y se veía ostensiblemente desesperado ante los medios de prensa,
tratando de demostrar que tiene la situación bajo control. Pero la verdad dice que está en
medio de la peor crisis de descontento popular desde 1979, cuando los sandino-comunistas
asaltaron al poder en Nicaragua. El mismo jueves anterior, muchedumbres de ciudadanos se
hicieron a las calles en una marcha que llamaron “Somos un volcán”, porque, “(…)
queremos paz con justicia y libertad por los muertos, por los que están todavía
desaparecidos y por los que están siendo torturados.” Dijo una de las líderes que participó
en la manifestación.
Y es que el 70 por ciento de los nicaragüenses desean y exigen la salida del
dictador Ortega y su mujer, y lo han demostrado paralizando al país, al cerrar comercios,
centros turísticos, detención del transporte urbano y las calles vacías. El tiranuelo
comunista ha respondido con mayor uso de la violencia, asesinando a mansalva, entre
quienes ya se cuentan más de 350 personas muertas a manos de las turbas, los disparos
indiscriminados de los militares, policías y paramilitares, y todo por orden de quienes
detentan de facto el poder en Nicaragua. La Iglesia Católica, preocupada por la escalada de
violencia, dejó escuchar el siguiente comunicado: “Exhorto a toda la población de Managua
a resguardarse y volver a sus casas. Eviten correr riesgos, no se dejen provocar. Es
peligroso andar fuera esta noche.” Advirtió por medio de Monseñor Silvio José Báez,
integrante de la Conferencia Episcopal, que participa como mediador y testigo en la Mesa
del Diálogo entre la dictadura orteguista, los estudiantes, empresarios y la sociedad civil.
Para formarnos una idea lo más precisa posible, la imagen que ofrece esta Capital,
es una mezcla de terror e indignación tras el ataque de turbas paramilitares contra la
gigantesca marcha pacífica, el Día de la Madre en Nicaragua. Durante ese recorrido
multitudinario, cayeron muertos 15 jóvenes y un número indeterminado de heridos en la