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Las Verdaderas y Oscuras Intenciones de Daniel Ortega
MANAGUA, Nicaragua-(Especial para el periódico Información/Houston, Texas) No es
difícil saber qué es lo que desea el dictador Daniel Ortega y su estrafalaria mujer, no hay
que interpretar nada incluso, pues todo es diáfano, clarísimo: perpetuarse, mantenerse en el
poder a toda costa, aún al altísimo precio de las vidas humanas que han caído durante las
manifestaciones de los últimos días en todo el país. Al tiranuelo, cuasi/analfabeto, esas
muertes de inocentes “les va y les viene”, no son ni estadísticas siquiera.
Recordemos así mismo, que él y su estadía permanente en el poder, no obedece
solamente a su voluntad, sino que son órdenes giradas desde La Habana, Cuba, y desde
Caracas, Venezuela. Los gamberros que mandan en la isla cubana y en Venezuela, no
pueden permitirse perder a otro de sus “socios”, en esta pésima aventura llamada
comunismo. Pues ya Brasil no les es afín; tampoco Uruguay, Argentina ni Ecuador. Solo
queda en esa absurda sociedad, Bolivia, con el histriónico Evo Morales; Nicaragua, con la
pareja dictatorial conformada por una impresentable mujer llamada Rosario Murillo y su
deprimente esposo, Daniel Ortega; Venezuela, con sus falencias impresionantes en todo
aspecto; y la Cuba martirizada por el comunismo de siempre, propagador del hambre.
Empero, la situación actual de Nicaragua no es nada halagüeña. Al dictadorzuelo,
que parece haber sido sacado de una fuerte pesadilla nocturna, la joven estudiante
Madalaine Caracas, con apenas 20 años, le iba leyendo en su propia cara, la lista de
universitarios asesinados durante los últimos días de protestas en todo el país. Muertes que
fueron ordenadas por Daniel Ortega y su mujer. Son cerca de 60 los fallecidos, caídos en
las refriegas, en las balaceras disparadas por la policía, las turbas sandinistas, organizadas
adrede para el choque callejero, y por los efectivos del ejército. Por cada nombre que la
muchacha dejaba escuchar, los demás compañeros suyos en la sala, gritaban “¡Presente!”
Ante un Ortega que no movía un solo músculo de su rostro, en pose de mala comedia y
peor comediante.
Esto sucedió antes de iniciar el diálogo nacional convocado por la Iglesia Católica,
con el propósito de salir de la profunda crisis que sufre esta nación centroamericana. Un
observador europeo describió así al dictadorzuelo: “El otrora hombre fuerte de Nicaragua
quedaba desnudado ante una mesa de diálogo (…), en la que se demostró, sin embargo, que
el mandatario está solo, debilitado, acorralado, pero dispuesto a aferrarse a la violencia,
como única alternativa para mantener el control del poder.” Recordemos que esta crisis
surgió cuando el mismo Ortega trató de reformar la Seguridad Social en abril pasado; y la
misma tozudez la hizo ver al comenzar los diálogos convocados por los Obispos, cuando
Ortega quiso introducir el mismo tema económico; pero los prelados no le permitieron
hablar sobre ello al enviado de la dictadura, Bayardo Arce.
Por su parte, Abelardo Mata, secretario de la Conferencia Episcopal, inició el uso de
la palabra, exigiendo a Daniel Ortega que ordene el cese de la represión contra las protestas
pacíficas que reclaman su salida del poder y que retire a la policía a sus cuarteles, “porque