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12 Dictadura de Nicaragua contra Redes Sociales MANAGUA-(Especial para el periódico Información/Houston, Texas) El despiste le duró bastante a la pareja de dictadores nicaragüenses, Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, porque, a pesar de que las redes sociales tienen varios años de existir, estos tiranos no se habían percatado de que son un verdadero peligro para la estabilidad de su dictadura y el pensamiento sometido de los ciudadanos de su país. Y es que Facebook, Youtube, Instagram y Twitter, son verdaderas ventanas al mundo… y lo que es peor, al mundo libre que les está vedado a los nicaragüenses, cubanos, norcoreanos y venezolanos. Es decir, para toda dictadura que se ufane de ser férrea y totalmente hermética con respecto a las libertades que existen fuera de sus fronteras, las redes sociales son un verdadero problema y de dimensiones colosales. Por ejemplo, en el caso personal, me entero de primerísima mano del hambre y otras lacras inhumanas que se dan a diario en Venezuela, gracias al contacto que tengo con ciudadanos de esa nación. Prácticamente no necesito leer los diarios venezolanos para darme cuenta del sufrimiento del pueblo, porque ellos mismos me lo narran en directo y sin eufemismos, cada vez que dialogamos vía Facebook o Twitter. Es por eso que la impresentable Rosario Murillo manifestó hace pocos días, que “los nicaragüenses están siendo influenciados negativamente por esas redes sociales.” Lo cual significa en lenguaje sencillo y claro que, los nicaragüenses están conociendo las realidades y ventajas de un mundo que la dictadura “orteguista” no les permite tener ni disfrutar. La mujer, Murillo, a la larga vicepresidenta de la dictadura que tiene con hambre a Nicaragua, apareció en su cadena diaria de televisión, para decir que estaba revisando el uso de dichas redes, porque, entre otras cosas, “están afectando la capacidad de convivencia de las familias del país”. Y es que tiene razón la poderosa co-dictadora, porque, por medio de esas redes, los nicaragüenses siguen pensando en el progreso que no experimentan, en los trabajos que sueñan y en las libertades que anhelan y que están “al otro lado de las pantallas de las computadoras.” Tiene razón, porque esos elementos son supra-enemigos de la intolerancia del comunismo y de una dictadura sedente y criminal, como es la que sufre Nicaragua desde hace décadas. En otras palabras, para los Ortega-Murillo, hay que aplicar cuanto antes la censura. Sin dilación y sin hacer caso a las críticas que les puedan caer desde el exterior, por tan draconiana medida. Según la misma co-dictadora, bloquear el uso de dichas redes sociales, significará “proteger la concordia que hemos trabajado mucho, para construir en nuestro país,” dijo textualmente. Pero eso no es ni “proteger”, ni “concordia”, ni “construcción del país”… simplemente es autoritarismo del más descarado que se pueda dar en nación alguna, regida por el sandino-comunismo. Esta decisión se sumaría a otras ya implementadas a la fuerza, como el cierre y desaparición de radioemisoras comunitarias y también a nivel nacional, como “Radio Voz de Mujer”, que estaba localizada en Jalapa, a 292 kilómetros de esta Capital, por transmitir informaciones que delataban al gobierno; en específico los femicidios que se dan en toda Nicaragua y ante los cuales la pareja de dictadores no presta ni mínima atención ni interés. Para citar solo un ejemplo. Pero las amenazas a los