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PRÁCTICAS CULTURALES Y AGRONÓMICAS DE CONSERVACIÓN DE SUELOS: Los procesos de degradación del suelo, tales como; la desertificación, la erosión, la reducción del contenido en materia orgánica, la contaminación, la salinización, la compactación y la reducción de la biodiversidad, pueden causar la degradación de algunas de las características que confieren al suelo la capacidad para ejercer sus funciones. Sin embargo, la agricultura también puede aportar soluciones para muchos de los desafíos actuales, tales como el cambio climático y otras perturbaciones ambientales. Autores como, Chatskikh y Olesen (2007); Xiao-Bin et al. (2006) y Holland (2004) han llamado la atención para muchas cuestiones relacionadas con la llamada agricultura ecológica. La productividad del suelo, integra aspectos químicos, físicos y biológicos que juntos mejoran la respuesta de los cultivos y algunas de las prácticas recomendadas para la recuperación y utilización de los suelos y que se deben ajustar a cada terreno y con el transcurso del tiempo son: LABRANZA OPORTUNA: cuando las condiciones de humedad lo permitan, es aconsejable realizar laboreos superficiales para romper las costras, favorecer la oxigenación de los primeros centímetros y dar condiciones para la regeneración de la actividad biológica. SISTEMA DE LABRANZA: la secuencia de labranza a continuación del laboreo superficial, no debe ser muy agresiva en cuanto al número de pasadas previas a la siembra. En determinadas circunstancias, para productores que tengan experiencia y equipamiento adecuado, se puede realizar labranza de conservación (siembra directa). USO EFICIENTE DE LOS SUELOS: evaluar el uso los terrenos considerando el potencial del suelo para el cultivo que se plantea sembrar, no forzando la expansión de áreas agrícolas sobre suelos marginales. REALIZAR PROGRAMAS DE NUTRICIÓN: Apoyarse en los análisis de suelos para recomendar la fertilización, considerando el efecto lavado, de nutrientes como el nitrógeno y el potasio, así como las bases intercambiables Calcio y Magnesio. DISMINUIR ACIDEZ: considerar las necesidades del encalado, tanto para mejorar la estructura de suelo, como para corregir pH, neutralizar niveles de aluminio intercambiable y elevar los contenidos de calcio y magnesio. RECUPERAR LA MATERIA ORGÁNICA: La materia orgánica favorece la formación de una estructura estable de agregados en el suelo, incrementa la capacidad de retención de los nutrientes del suelo disponibles para las plantas y también influye en la proporción C/N. En lotes agrícolas de pequeños productores se puede incluir la siembra de abonos verdes de alta producción de masa, como por ejemplo lupino, nabo forrajero, vicia, alverjilla, rábano amarillo, caupí, crotalarias, mucunas, con el fin de recuperar la fertilidad natural. MEJORAMIENTO DE LA ESTRUCTURA Y POROSIDAD: estas propiedades ejercen influencia sobre el abastecimiento de agua y de aire a las raíces, sobre la disponibilidad de los nutrientes, sobre la penetración y desarrollo de las raíces y sobre el desarrollo de la micro fauna del suelo.