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Este ejercicio es una variación de la conocida dinámica del “Ovillo de lana” o “Telaraña”. Se inicia con el grupo de participantes de pie en círculo, el facilitador lanza el ovillo de lana a una persona del grupo sujetando el extremo. Justo antes de lanzarlo dice en voz alta: “me llamo… soy de… lo que espero de este espacio es… y quiero ofrecer mi... (Una cualidad personal positiva en beneficio del grupo)”. Se puede mencionar cualquier información necesaria para conocerse. Quien recibe el ovillo repite lo mismo, y cuando termina, lanza el ovillo a otra persona sujetando el hilo de manera que quede más o menos tenso (sin que llegue a tocar el suelo). Cuando todos hayan recibido el ovillo quedará formada una red con forma de telaraña entre los participantes. Posteriormente el facilitador une en el centro todos los hilos y cuelga un lápiz, desde el centro de la estrella formada. Los participantes no deben soltar los extremos de la lana. La tarea grupal es que el conjunto de participantes, desde el lugar que sujetan los hilos, se traslade a un extremo de la sala para insertar el lápiz en una botella, la cual fue puesta antes de iniciar el ejercicio por el facilitador. En esta sección del ejercicio un participante (previamente instruido por el facilitador) no facilita la tarea al inicio del ejercicio (tira el hilo, lo suelta o simplemente no trabaja), como una forma de ejemplificar obstáculos. El ejercicio termina cuando el grupo logra insertar el lápiz dentro de la botella. Luego, sin soltar los hilos de la red, el facilitador invita a conversar sobre los aprendizajes de este ejercicio. Se recomienda dejar por escrito esta conversación en un paleógrafo para usarlo como ejemplo de futuras actividades en que se impulse un trabajo colaborativo. Las preguntas son: