LIBRO DE ENOC - EDICIÓN ESPECIAL El libro de Enoc | Page 97

EL LIBRO DE ENOC Capítulo 85 Después de eso vi otro sueño y todo ese sueño te lo voy a mostrar, hijo mío. Enoc levantó la voz y habló a su hijo Matusalén: «A ti quiero hablarte, hijo mío, escucha mis palabras y pon atención a la visión del sueño de tu padre. Antes de tomar a tu madre Edna, vi una visión sobre mi cama y he ahí que un toro salía de la tierra y ese toro era blanco. Tras el toro salió una novilla y con ella dos terneros, uno de los cuales era negro y el otro rojo. Entonces el ternero negro golpeó al rojo y le persiguió sobre la tierra y a partir de allí no pude ver ese ternero rojo. Luego el ternero negro creció y esa novilla se fue con él y vi salir de él numerosos bueyes que se le semejaban y le seguían. Y esa primera novilla se alejó del primer toro para buscar al ternero rojo, pero no lo encontró y profirió por él un gran lamento y lo buscó. Vi que vino el primer toro y la hizo callar y no volvió a gritar. Ella parió en seguida otro toro blanco y después de éste, parió numerosos toros y vacas negros. Vi en mi sueño crecer a este toro blanco hasta llegar a ser un gran toro blanco, del cual salieron numerosos toros blancos semejantes a él. Y ellos comenzaron a engendrar numerosos toros blancos que se les parecían y se seguían el uno al otro. Capítulo 86 De nuevo estuve fijando mis ojos en el sueño y vi el cielo por encima y he aquí que una estrella cayó del cielo en medio de los toros grandes y comió y pastoreó en medio de ellos. 97