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I Samuel
19. 7–23
no morirá. Y llamó Jonatán a David, y le declaró todas estas
palabras; y él mismo trajo a David a Saúl, y estuvo delante
de él como antes. Después hubo de nuevo guerra; y salió Da-
vid y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran estrago, y
huyeron delante de él. Y el espíritu malo de parte de Jehová
vino sobre Saúl; y estando sentado en su casa tenía una lan-
za a mano, mientras David estaba tocando. Y Saúl procuró
enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de
delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David
huyó, y escapó aquella noche. Saúl envió luego mensajeros a
casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana.
Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si no salvas tu
vida esta noche, mañana serás muerto. Y descolgó Mical a
David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó. Tomó
luego Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomo-
dó por cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió
con la ropa. Y cuando Saúl envió mensajeros para prender
a David, ella respondió: Está enfermo. Volvió Saúl a enviar
mensajeros para que viesen a David, diciendo: Traédmelo en
la cama para que lo mate. Y cuando los mensajeros entraron,
he aquí la estatua estaba en la cama, y una almohada de pelo
de cabra a su cabecera. Entonces Saúl dijo a Mical: ¿Por qué
me has engañado así, y has dejado escapar a mi enemigo? Y
Mical respondió a Saúl: Porque él me dijo: Déjame ir; si no,
yo te mataré. Huyó, pues, David, y escapó, y vino a Samuel
en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y él
y Samuel se fueron y moraron en Naiot. Y fue dado aviso
a Saúl, diciendo: He aquí que David está en Naiot en Ramá.
Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David,
los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban,
y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu de
Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetiza-
ron. Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales
también profetizaron. Y Saúl volvió a enviar mensajeros por
tercera vez, y ellos también profetizaron. Entonces él mismo
fue a Ramá; y llegando al gran pozo que está en Secú, pregun-
tó diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y uno respondió:
He aquí están en Naiot en Ramá. Y fue a Naiot en Ramá; y
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