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Jueces
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de los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que
no habían conocido ayuntamiento de varón, y las trajeron al
campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán. Toda la
congregación envió luego a hablar a los hijos de Benjamín que
estaban en la peña de Rimón, y los llamaron en paz. Y volvie-
ron entonces los de Benjamín, y les dieron por mujeres las que
habían guardado vivas de las mujeres de Jabes-galaad; mas
no les bastaron éstas. Y el pueblo tuvo compasión de Benja-
mín, porque Jehová había abierto una brecha entre las tribus
de Israel. Entonces los ancianos de la congregación dijeron:
¿Qué haremos respecto de mujeres para los que han quedado?
Porque fueron muertas las mujeres de Benjamín. Y dijeron:
Tenga Benjamín herencia en los que han escapado, y no sea ex-
terminada una tribu de Israel. Pero nosotros no les podemos
dar mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han
jurado diciendo: Maldito el que diere mujer a los benjamitas.
Ahora bien, dijeron, he aquí cada año hay fiesta solemne de
Jehová en Silo, que está al norte de Bet-el, y al lado oriental
del camino que sube de Bet-el a Siquem, y al sur de Lebona.
Y mandaron a los hijos de Benjamín, diciendo: Id, y poned
emboscadas en las viñas, y estad atentos; y cuando veáis sa-
lir a las hijas de Silo a bailar en corros, salid de las viñas, y
arrebatad cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, e idos
a tierra de Benjamín. Y si vinieren los padres de ellas o sus
hermanos a demandárnoslas, nosotros les diremos: Hacednos
la merced de concedérnoslas, pues que nosotros en la guerra
no tomamos mujeres para todos; además, no sois vosotros los
que se las disteis, para que ahora seáis culpados. Y los hijos
de Benjamín lo hicieron así; y tomaron mujeres conforme a su
número, robándolas de entre las que danzaban; y se fueron, y
volvieron a su heredad, y reedificaron las ciudades, y habita-
ron en ellas. Entonces los hijos de Israel se fueron también de
allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo de allí cada
uno a su heredad. En estos días no había rey en Israel; cada
uno hacía lo que bien le parecía.