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Jueces
9. 10–26
¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y
a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Y di-
jeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros.
Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen
fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron luego
los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y la
vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y
a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Dije-
ron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre
nosotros. Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me
elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi som-
bra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del
Líbano. Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis
procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis actuado bien
con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a
la obra de sus manos (porque mi padre peleó por vosotros, y
expuso su vida al peligro para libraros de mano de Madián, y
vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre,
y habéis matado a sus hijos, setenta varones sobre una misma
piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abime-
lec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano); si con
verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y
con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros. Y
si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem
y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la
casa de Milo, que consuma a Abimelec. Y escapó Jotam y
huyó, y se fue a Beer, y allí se estuvo por miedo de Abime-
lec su hermano. Después que Abimelec hubo dominado sobre
Israel tres años, envió Dios un mal espíritu entre Abimelec
y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron con-
tra Abimelec; para que la violencia hecha a los setenta hijos
de Jerobaal, y la sangre de ellos, recayera sobre Abimelec su
hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem que
fortalecieron las manos de él para matar a sus hermanos. Y
los de Siquem pusieron en las cumbres de los montes asecha-
dores que robaban a todos los que pasaban junto a ellos por
el camino; de lo cual fue dado aviso a Abimelec. Y Gaal hijo
de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los
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