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Josué
24. 4–17
por toda la tierra de Canaán, y aumenté su descendencia, y le
di Isaac. A Isaac di Jacob y Esaú. Y a Esaú di el monte de
Seir, para que lo poseyese; pero Jacob y sus hijos descendieron
a Egipto. Y yo envié a Moisés y a Aarón, y herí a Egipto,
conforme a lo que hice en medio de él, y después os saqué.
Saqué a vuestros padres de Egipto; y cuando llegaron al mar,
los egipcios siguieron a vuestros padres hasta el Mar Rojo con
carros y caballería. Y cuando ellos clamaron a Jehová, él puso
oscuridad entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre ellos
el mar, el cual los cubrió; y vuestros ojos vieron lo que hice en
Egipto. Después estuvisteis muchos días en el desierto. Yo os
introduje en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro
lado del Jordán, los cuales pelearon contra vosotros; mas yo
los entregué en vuestras manos, y poseísteis su tierra, y los
destruí de delante de vosotros. Después se levantó Balac hijo
de Zipor, rey de los moabitas, y peleó contra Israel; y envió
a llamar a Balaam hijo de Beor, para que os maldijese. Mas
yo no quise escuchar a Balaam, por lo cual os bendijo repe-
tidamente, y os libré de sus manos. Pasasteis el Jordán, y
vinisteis a Jericó, y los moradores de Jericó pelearon contra
vosotros: los amorreos, ferezeos, cananeos, heteos, gergeseos,
heveos y jebuseos, y yo los entregué en vuestras manos. Y
envié delante de vosotros tábanos, los cuales los arrojaron de
delante de vosotros, esto es, a los dos reyes de los amorreos;
no con tu espada, ni con tu arco. Y os di la tierra por la
cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en
las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis,
coméis. Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integri-
dad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los
cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egip-
to; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová,
escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron
vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a
los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y
mi casa serviremos a Jehová. Entonces el pueblo respondió y
dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a
otros dioses; porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a
nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa
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