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Números
35. 4–21
habitar, y los ejidos de ellas serán para sus animales, para sus
ganados y para todas sus bestias. Y los ejidos de las ciuda-
des que daréis a los levitas serán mil codos alrededor, desde
el muro de la ciudad para afuera. Luego mediréis fuera de la
ciudad al lado del oriente dos mil codos, al lado del sur dos
mil codos, al lado del occidente dos mil codos, y al lado del
norte dos mil codos, y la ciudad estará en medio; esto tendrán
por los ejidos de las ciudades. Y de las ciudades que daréis
a los levitas, seis ciudades serán de refugio, las cuales daréis
para que el homicida se refugie allá; y además de éstas da-
réis cuarenta y dos ciudades. Todas las ciudades que daréis a
los levitas serán cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. Y
en cuanto a las ciudades que diereis de la heredad de los hi-
jos de Israel, del que tiene mucho tomaréis mucho, y del que
tiene poco tomaréis poco; cada uno dará de sus ciudades a
los levitas según la posesión que heredará. Habló Jehová a
Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando
hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán,
os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde hu-
ya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención.
Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y
no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la
congregación. De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis
ciudades de refugio. Tres ciudades daréis a este lado del Jor-
dán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales
serán ciudades de refugio. Estas seis ciudades serán de refu-
gio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more
entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte
a otro sin intención. Si con instrumento de hierro lo hiriere y
muriere, homicida es; el homicida morirá. Y si con piedra en
la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homici-
da es; el homicida morirá. Y si con instrumento de palo en la
mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es;
el homicida morirá. El vengador de la sangre, él dará muer-
te al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará. Y si por
odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas,
y muere; o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el
heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre mata-
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