16. 14–30
14
15
16
17
18
19
20 , 21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
Números
228
enseñorees de nosotros imperiosamente? Ni tampoco nos has
metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado he-
redades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres?
No subiremos. Entonces Moisés se enojó en gran manera, y
dijo a Jehová: No mires a su ofrenda; ni aun un asno he toma-
do de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal. Después dijo
Moisés a Coré: Tú y todo tu séquito, poneos mañana delante
de Jehová; tú, y ellos, y Aarón; y tomad cada uno su incen-
sario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová
cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios;
tú también, y Aarón, cada uno con su incensario. Y tomó cada
uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos
incienso, y se pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión
con Moisés y Aarón. Ya Coré había hecho juntar contra ellos
toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión;
entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación.
Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Apartaos de
entre esta congregación, y los consumiré en un momento. Y
ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de
los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pe-
có? ¿Por qué airarte contra toda la congregación? Entonces
Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a la congregación y
diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y
Abiram. Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y a Abi-
ram, y los ancianos de Israel fueron en pos de él. Y él habló
a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de
estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para
que no perezcáis en todos sus pecados. Y se apartaron de las
tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán
y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas,
con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos. Y dijo Moisés:
En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese
todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad. Si
como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al
ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no
me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere
su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vi-
vos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a