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Levítico
10. 4–18
do. Y Aarón calló. Y llamó Moisés a Misael y a Elzafán, hijos
de Uziel tío de Aarón, y les dijo: Acercaos y sacad a vuestros
hermanos de delante del santuario, fuera del campamento. Y
ellos se acercaron y los sacaron con sus túnicas fuera del cam-
pamento, como dijo Moisés. Entonces Moisés dijo a Aarón, y
a Eleazar e Itamar sus hijos: No descubráis vuestras cabezas,
ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no
muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación; pero
vuestros hermanos, toda la casa de Israel, sí lamentarán por
el incendio que Jehová ha hecho. Ni saldréis de la puerta del
tabernáculo de reunión, porque moriréis; por cuanto el acei-
te de la unción de Jehová está sobre vosotros. Y ellos hicieron
conforme al dicho de Moisés. Y Jehová habló a Aarón, dicien-
do: Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando
entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; es-
tatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder
discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo
limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos
que Jehová les ha dicho por medio de Moisés. Y Moisés dijo
a Aarón, y a Eleazar y a Itamar sus hijos que habían queda-
do: Tomad la ofrenda que queda de las ofrendas encendidas a
Jehová, y comedla sin levadura junto al altar, porque es cosa
muy santa. La comeréis, pues, en lugar santo; porque esto es
para ti y para tus hijos, de las ofrendas encendidas a Jehová,
pues que así me ha sido mandado. Comeréis asimismo en lu-
gar limpio, tú y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho mecido
y la espaldilla elevada, porque por derecho son tuyos y de tus
hijos, dados de los sacrificios de paz de los hijos de Israel. Con
las ofrendas de las grosuras que se han de quemar, traerán la
espaldilla que se ha de elevar y el pecho que será mecido como
ofrenda mecida delante de Jehová; y será por derecho perpetuo
tuyo y de tus hijos, como Jehová lo ha mandado. Y Moisés
preguntó por el macho cabrío de la expiación, y se halló que
había sido quemado; y se enojó contra Eleazar e Itamar, los
hijos que habían quedado de Aarón, diciendo: ¿Por qué no
comisteis la expiación en lugar santo? Pues es muy santa, y la
dio él a vosotros para llevar la iniquidad de la congregación,
para que sean reconciliados delante de Jehová. Ved que la
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