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Génesis
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corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco
de agua de tu cántaro. Ella respondió: Bebe, señor mío; y se
dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber.
Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus ca-
mellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. Y se dio prisa,
y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para
sacar agua, y sacó para todos sus camellos. Y el hombre es-
taba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había
prosperado su viaje, o no. Y cuando los camellos acabaron de
beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio
siclo, y dos brazaletes que pesaban diez, y dijo: ¿De quién eres
hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar
donde posemos? Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de
Milca, el cual ella dio a luz a Nacor. Y añadió: También hay
en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar. El
hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, y dijo: Bendito
sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi
amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el ca-
mino a casa de los hermanos de mi amo. Y la doncella corrió,
e hizo saber en casa de su madre estas cosas. Y Rebeca tenía
un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia
el hombre, a la fuente. Y cuando vio el pendiente y los bra-
zaletes en las manos de su hermana, que decía: Así me habló
aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba con los camellos
junto a la fuente. Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué
estás fuera? He preparado la casa, y el lugar para los camellos.
Entonces el hombre vino a casa, y Labán desató los camellos;
y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies de él, y los
pies de los hombres que con él venían. Y le pusieron delante
qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi
mensaje. Y él le dijo: Habla. Entonces dijo: Yo soy criado de
Abraham. Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha
engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos
y siervas, camellos y asnos. Y Sara, mujer de mi amo, dio a
luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo
cuanto tiene. Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás
para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra
habito; sino que irás a la casa de mi padre y a mi parentela,