EL Mundo, inicio de la Creación
Querida Eva:
Te escribo estas líneas para expresarte mis sentimientos y para decirte que después de todos estos años reconozco que estaba equivocado acerca de ti. Al principio pensé que hablabas demasiado, pero ahora no podría vivir sin el sonido de tu voz. Doy gracias a la bondad de tu corazón y a la dulzura de tu espíritu, ellos me enseñaron lo que es el amor. ¿Cuánto sentimiento puede representar una sola palabra? Es lo que siento por ti: un amor puro y sincero. Todo lo que alguna vez me pareció tonto de ti, con el tiempo aprendí a entenderlo, a amarlo. Mi vida era tan vacía hasta que llegaste. Con tu inocencia y tu forma tan especial de ser la llenaste de colores y supe ver la belleza de la vida.
Si alguna vez te hice algún mal espero me sepas perdonar, también si he sido tosco o te parecí insensible en algún momento. Hasta que te conocí no sabía nada de la vida, mucho menos del amor; con tu ternura me enseñaste a cambiar, me hiciste mejor persona.
Cuando pienso en el pasado el Jardín me parece un sueño. Era hermoso, encantador y ahora se ha perdido, pero mejor vivir fuera del Jardín contigo que dentro de él sin ti. Con tu amor me di cuenta de que el Jardín sigue intacto entre nosotros, un Edén que solo aparece cuando nos enamoramos y solo desaparecerá con el último beso, el de la despedida.
No imagino mi vida sin ti, donde tú estás está mi Edén.
Por siempre tuyo,
Adán
Victoria Santacruz