El mundo, inicio de la Creación
Querida Eva:
Te escribo esta carta desde lo más profundo de mi corazón para decirte lo feliz que he sido a tu lado. Cuando te conocí eras algo nuevo para mí, pues yo me encontraba en una inmensa soledad. Te descubrí cuando tu risa colmó mis oídos y tu curiosidad inundó mi capacidad de asombro. Siempre estabas dispuesta a conocer nuevos lugares y a todos les ponías nombre, mi dulce compañera de nuevas aventuras de cada día.
Los meses fueron pasando y mi amor por ti crecía día a día, y pensar que al conocerte me molestaba tu presencia y me alteraba tus ganas de andar de aquí para allá. Y ahora te digo cómo te amo, colmaste mi vida de felicidad.
Después de todos estos años reconozco que estaba equivocado acerca de ti al principio; con el tiempo aprendí a quererte, amarte y compartir el Jardín del Edén, al que tú llamabas “Parque”. Nos amamos intensamente y tuvimos hijos, frutos de nuestro amor; todo lo conocimos juntos y formamos una gran familia.
Ahora en mi soledad, al saber que ya no estarás a mi lado pienso que es mejor vivir fuera del jardín contigo que dentro de él sin ti.
Mi amor, mi gran amor, mi compañera que me hizo inmensamente feliz.
Gracias por tanta dicha y esa alegría que me transmitías día a día, y por este amor tan grande que alimentó nuestra vida.
¡Te amo, Eva!
Adán
Norma Graciela López