–¡No puedo! –respondió Andrew– ¡Se irán si terminan el trabajo!
–Yo me encargo –Karl cogió un atizador y empezó a darles con él.
Los demonios esquivaban los golpes con ágiles brincos o agachándose. Pero, en algún momento de aquella persecución, Andrew intentó detener a sus condiscípulos.
–¿Qué hacen? ¡Déjenlos! –Se interpuso.
–¿Por qué los defiendes? –protestó Karl sin soltar el atizador.
–Porque los cacodemonios enloquecen de furia si no pueden terminar una tarea.
Aquellas palabras fueron como cerillas arrojadas a la pólvora. Los cinco cacodemonios se tiraron al piso y comenzaron a rodar, gritar, patalear, estirarse el cabello. Luego, se pusieron de pie aprisa, alzaron el ingrediente irrompible y lo arrojaron por una ventana.
–¡Todos al sótano! –advirtió Andrew, siendo el primero en escaparse.
Por increíble que a Karl le pareciera, Jayn huyó segunda. Y también él tuvo que hacerlo pues uno de esos seres rabiosos le arrojó el atizador con el que les había pegado rato antes. Los tres muchachos quedaron encerrados bajo la casa hasta que Igor volvió... Seguramente los cinco minutos más largos y aterradores de la historia.
–Tuvisteis suerte –dijo el mago–. De no haberme topado con Baba Yaga en el valle de Acor, o descubierto que no tenía callos de titán, lo hubierais pasado mal.
–Pues, fue en verdad una suerte –Andrew se limpió el sudor de la frente.
–No hablaba contigo –dijo Igor.
El mago dio un golpe con su báculo en el suelo. La caja de los cacodemonios se enderezó por si misma de golpe. Se abrió, como una boca inmensa, hasta quedar del tamaño de Andrew y le devoró de un mordisco.
–Empacad todo –ordenó Igor–. Nos largamos. ¿O queréis terminar en la picota?
20 LibreFantasía/Vol.01
sobre el autor:
"Mi libro, El sueño de los reyes -Anime #1 en Japón. Próximamente en tu cine favorito. Rechace imitaciones- está siendo un éxito de ventas en Timbuctú.
vive en:11 Blacksmith St. Olswedish distrikt. Soteria"
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