(Indagación de ambiente)
El pasillo del supermercado se encuentra lleno de tierra y con bultos en el suelo. De un lado está la góndola de ofertas que encabeza el sector, flanqueado por estanterías a la izquierda y refrigeradores apagados a la derecha. La pared por detrás de los refrigeradores tiene grandes ventanales, con vidrios rotos por donde ingresa la luz del sol con rayos en diagonal. Flotando en los rayos puede verse de cerca el polvo ambiente que se mueve lentamente por la falta de brisa apreciable, atravesando extensas telas de arañas. El olor a humedad se mezcla con el del polvo, disimulando otros aromas más agrios e indescifrables. Los productos de la góndola y estanterías están con sus etiquetas oscurecidas, acumulando polvo de años y muchos desparramados por el suelo. Los refrigeradores apagados solo contienen masas deshechas parecidas a plantas marchitas o disecadas.
Sin iluminación interior el contraste de los ventanales no permite apreciar en un primer vistazo la pintura descascarada de las paredes. Por encima de la góndola y pasillo los artefactos apagados de luz cuelgan desnivelados, y en algunos casos pendientes solo de un extremo, descansando algunos sueltos sobre la parte superior de las estanterías hacia un lado, o sobre la cubierta de los refrigeradores. Apenas ingresando por el pasillo frente a los refrigeradores se encuentra un esqueleto humano completo, recostado sobre una parva de polvo y jirones añejos de telas sin formas discernibles. El esqueleto alterna en su calavera y huesos zonas blancas con otras de color pardo manchadas.
El sol alcanza a templar el interior del supermercado, sin llegar a sentirse caluroso, como si fuera un día de primavera. No hay ruidos que provengan del exterior, y ninguno generado dentro del supermercado. La única persona que se acerca circulando trabajosamente con un carrito desvencijado es una mujer. El carrito de compras lleva algunas latas en su interior, sin identificación legible. También hay algunos cosméticos y elementos de belleza, una cartera tipo sobre de cuero beige, y un paño naranja tipo gamuza.
La mujer lleva un vestido blanco ajustado al cuerpo, que deja apreciar un esmerado cuidado de su figura. La pulcritud contrasta con la del lugar, y el aroma de ropa recién destendida guarda todavía el recuerdo del sol que la secaba. De pelo cuidadosamente recogido por un rodete en alto, simula un peinado de estilista realizado en forma casera. De sus orejas penden
7 LibreFantasía/nro 4