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INSTITUCIONAL vías urbanas paralizando todo el tránsito, creando el natural malestar. Vimos que estos sujetos se desplazan portando enormes garrotes, mangos de picos y hachas. Vimos indignados como “estos” apaleaban brutal y criminalmente a la Policía que pasiva y exageradamente tolerante se cubría con sus endebles escudos, jugándose la vida ante la agresividad de estas personas que entre ensoberbecidas, agresivas y desafiantes daban rienda suelta a sus reprimidos instintos y frustraciones, buscando deliberadamente la reacción también violenta de la policía, hasta el uso de las armas que definitivamente en cualquier otro lugar del mundo desarrollado se habría producido, en defensa de la Ley y el elemental sentido de legítima defensa expresamente considerado en nuestra Constitución, que muchas veces resulta letra muerta por otras consideraciones generalmente políticas y demagógicas. Todos estos hechos están considerados como delitos; sin embargo cuando son puestos los autores a disposición del Poder Judicial, éste, como de costumbre, otorga la libertad a estos delincuentes; ¿están prevaricando?, ¿Obedecen a consignas políticas? ¿Corrupción? 40 Cuando hieran o asesinan a un miembro policial, el vulgo y algunos “medios”, casi insensiblemente o indiferentes consideran que: “¿para qué está la Policía?”, “Para eso se les paga” (¿cuanto?). “Se les paga con nuestros impuestos”. Señores, Señoritos al Policía no se le regala un casi mísero sueldo, no es una limosna pero se le parece, se paga para que los ociosos “Parlanchines” estén calentando sus “Curules”, tratando acaloradamente sobre la inmortalidad del mosquito, el matrimonio gay, y sus calzones si deben llevar blondas y los “Medios” sigan comerRevista Guardia Civil cializando la “noticia”, sinónimo de miseria y desgracia, jugándose con intimidades baladíes, para que los niños sigan yendo a sus nidos y colegios, etc, etc. Hermanos Policías, nosotros no esperamos, loas, elogios o condecoraciones. Aún con heridas y un hospital paupérrimo, seguiremos en la brega, porque llevamos íntimamente el corazón impregnado de ese sagrado Deber. Tenemos una familia a quien darle un sustento digno y ese anhelo que alguna vez nos inspiró, nuestra divisa, vuelva a brillar.