El enamorado, después de un largo viaje, regresó buscando a Leonor. Cuando llegó a su casa, se encontró con el padre, quien la mandó a buscar. Fue allí cuando la encontraron muerta. Su gran amor, le dio sepultura vestida de novia y tanto Doña Margarita, como su padre y los criados, fueron enviados a prisión.
Se dice que ahora, en la reja del sótano se ve una mano pálida y descarnada que implora por caridad diciendo: "Un pedazo de pan por el amor de Dios..."
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