Esta es la leyenda más conocida en el Salvador. En el tiempo en el que las deidades podían ser vistas en la tierra, el dios Tláloc se enamoró perdidamente de una joven y bellísima muchacha al que los aldeanos conocían con el nombre de Sihuehuet (este nombre puede ser traducido al castellano como Hermosa Mujer).
Fruto de ese amor, la mujer dio a luz a un hijo. Sin embargo, la gente la consideraba como una muy mala madre, debido a que dejaba al pequeño solo en casa para salir a pasear.
Por esa razón, el niño sólo se alimentaba de ceniza. Tláloc no tardó mucho en enterarse de lo que hacía la mujer y su enfado fue tanto que le lanzó una terrible maldición.
a Siguanaba
L
A partir de ese momento, ya no serás conocida con tu nombre anterior, sino que todos te llamarán Sihuanaba (o sea horrible mujer). Pronunció el dios de la lluvia.
Vista desde la distancia, la dama parecía muy hermosa. No obstante, en el momento en el que algún hombre se le acercaba, su aspecto cambiaba drásticamente convirtiéndose en un horripilante monstruo.
También la deidad la obligó a transitar por las veredas y caminos rurales vacíos, en busca de hombres trasnochadores, para espantarlos y obligarlos a regresar pronto a su casa.