de hasta 16 horas para lograra el salario mínimo de 120 pesos diarios,
suficiente para que la persona y su familia. Aquí el problema está tan
enraizado, de tal manera que la pobreza se ve desde las esferas sociales
más privilegiadas como una opción para la persona que “no quiere”
realizarse, en vez de un problema social que tiene que ser erradicado,
de ahí la mítica frase “es pobre porque quiere”.
La verdad es que al año del 2019, según diversas fuentes tales
como el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (CONEVAL) y otras fuentes periodísticas como Animal Político,
El Universal o Forbes la pobreza alcanza, entre el 42% y el 55% de la
población mexicana. Lo que se vuelcan en cifras donde según Fernando
Lozano (2019) para Forbes, cuatro
de cada a cinco personas la
padecen en el país. Donde según él mismo artículo titulado Mucho
combate a la pobreza, pero en México 4 de cada 5 la padecen, 52.4
millones de personas la padecen y 9.3 millones de personas la viven a
un nivel de rezago social o también llamado pobreza extrema. Si bien,
la palabra pobreza extrema es una palabra ya muy deslavada por los
medios nacionales, es importante definirla debido a que la gravedad de
su significado. Según Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) la pobreza extrema o el rezago social es el grado
más alto de pobreza donde la persona no puede satisfacer las
necesidades más básicas, tales como: alimentarse, beber agua potable,
dormir bajo techo o tener acceso sanitario y a educación.
Para el CONEVAL en su estudio de medición de pobreza del
2008 al 2018, desde el 2008 las cifras de rezago social no han bajado
(16.8%), y en cuanto a la pobreza, en general solo hemos podido bajar
dichas cifras 3.5 por ciento de 44.4% a 41.9%. Lo cual ya lo hace una
cifra preocupante, considerando que para llegar a ser considerado parte
de la sociedad que vive en pobreza, el CONEVAL necesita que falte uno
de los seis puntos que miden a la pobreza: rezago educativo, acceso a
servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la
vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación.
Aunado a eso se mide que su ingreso sea insuficiente para adquirir los
bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades
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