Lex Scripta Marzo 2020 | Page 10

de forma que buscan otras maneras de cumplir con su rol masculino, cayendo frecuentemente en actividades ilícitas, narcotráfico y actos violentos de los que no son necesariamente conscientes. Erick Francisco, el feminicida de Ingrid Escamilla confesó en su declaración haber estado drogado y expresó que “le entró el diablo” (Diario de México, 2020). Como él, muchos feminicidas se arrepienten de sus crímenes tras haberlos cometido y reconocen no entender sus motivos o su manera de actuar. Estos individuos son considerados como seres endriagos, por lo que se les debe repensar desde la precariedad y contexto altamente machista y violento que ha contribuido a que lleguen al extremo feminicida. Entonces, ¿son los feminicidios en México un asunto cultural?, se puede considerar que la cultura en México es un factor de gran importancia en cuanto a los feminicidios. El machismo, la misoginia, el androcentrismo y la jerarquización del hombre sobre la mujer están presentes en todas partes. Los medios de comunicación, la aceptación social, la industria del entretenimiento y la sociedad enfocada a la producción económica son actores exigentes que a través de los roles de género propician violencia. No se puede decir que los feminicidas son inocentes y que la cultura es la culpable pero hay que reconocer que existe un grave problema estructural y que si bien la cultura no es la culpable absoluta, pone a México en charola de plata para que sucedan los feminicidios. 8