Lex Scripta Abril 2020 | Page 39

en la informalidad, la idea de quedarse en casa indefinidamente como lo indican autoridades sanitarias, parece imposible. El individuo debe decidir entre dejar de trabajar y respetar la cuarentena tomando el riesgo de no poder comer o sustentar a una familia al no contar con un ingreso. La segunda opción, la de continuar trabajando (en caso de que el empleador así lo permita) a pesar de poner en riesgo la salud propia y de las personas con las que se comparte un techo, es aparentemente una más realista. Es importante mencionar que 59% de la población se encuentra laborando en empleos informales, una de las características de esta clase de trabajos es la entrada fluctuante de dinero, un día se puede tener buenas ganancias y al siguiente todo lo contrario. Y cuando la clientela es menor porque se queda en casa o las empresas dejaron de operar y ya no requieren de cultivos, la cosa se pone peor. La cuarentena incrementa la incertidumbre económica de los mexicanos menos privilegiados, su forma de vida ya se encontraba en conflicto al pertenecer aa la clase baja o media bajada y el virus solo aumenta la desventaja en que se encuentran. La cuestión no es sí deberían esforzarse más o si deberíamos invertir más en el sector privado, ambos son temas defendibles según la ideología que se tenga. Lo que hay que reconocer es que así y ahí es donde se encuentran la mayoría de los mexicanos y como ciudadanos indudablemente merecen un lugar privilegiado en la agenda de salud pública así como entendimiento de la sociedad que hace home office por las mañanas en su sillón. 37