humanos y se les debe tratar como tales.
Solo queda recordar que los virus no tienen nacionalidad,
y ahora que el Coronavirus es una enfermedad que se ha expandido
globalmente, no hay que caer en la tentación de responsabilizar
chivos expiatorios en los cuales depositemos la culpa y el odio.
Crear una figura en la que recaiga la culpa por la enfermedad no
ayudará a terminar con ella. Por el contrario, es momento de
utilizar esa energía para sacar a relucir la solidaridad, taparle
finalmente la boca al racismo, ayudar al prójimo, quedarse en casa,
siempre que esté dentro de las posibilidades, y propiciar que la
ayuda traspase fronteras para salir de esta crisis de manera
cooperativa a pesar de todas las diferencias.
Movimiento #Nosoyunvirus.
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