5. Venta de cultivos locales
Empacar, transportar y almacenar cultivos
también genera un consumo innecesario
de energía. Utilizar semillas locales no
sólo reduce la huella de carbono sino que
permite que los beneficios económicos del
cultivo permanezcan en la comunidad.
6. Atraer animales que no dañen el cultivo
Antes de la aparición de los pesticidas, el hombre
atraía a los depredadores de aquellos animales que
diezman el cultivo. Algunos granjeros construyen
refugios para pájaros y murciélagos que se
alimentan de insectos; incluso compran mariquitas
(catarinas en algunos países) para alimentarse de
las plagas.
7. Rotación de cultivo
Otra técnica milenaria para mantener la calidad del suelo y permitir que los nutrientes
vuelvan a estar disponibles para las siguientes siembras. También puede ayudar a deshacerse
de enfermedades o plagas que afectan a los cultivos anteriores.