LETRINA SEPTIEMBRE Corregido | Page 51

LETRINA Número 8 Septiembre 2016 Leonardo Garvas La mejor comida del Perú Yo tenía la mejor esposa de todas. Era hermosa, inteligente, atenta... me hacía sentir una persona mucho más valiosa. Era una mujer con tantas cualidades que no terminaría de mencionar. Yo tenía una gran esposa… hasta que ella decidió abandonarme. Del algún modo en el despacho se enteraron de lo sucedido y el dueño sugirió que tomara unas vacaciones o hiciera algo que sirviera y me distrajera. Pude haber tenido alguna crisis de identidad y haberme comprado un carro deportivo, o haber ido a terapia y tomar antidepresivos, o experimentar una epifanía y escribir un libro que nadie leería. Sin embargo, no podía permitirme que a mi esposa le llegaran los rumores sobre mí divagando desolado en superficialidades como un adolescente cursi, así que decidí tomar un proyecto que, según lo que leí en el informe, me daría poco tiempo para comer, dormir o tener ratos libres, pero sobre todo para no pensar en mis errores como pareja. Aparte representaba un reto y eso me pareció cautivador. Yo era el mejor calificado. Más de lo que se requería. En el aeropuerto me recibió un joven con un traje de diseñador, de unos 23 años, alto, de cabello rizado, ojos profundos y verdes, parecidos a los de la mujer afgana de la portada del National Geographic; uno de esos hombres que, en ropa casual y por sus rasgos delicados, por un segundo podría confundírsele con una mujer. Se llamaba Efrén y era el hijo del socio mayoritario para el que yo trabajaría los siguientes meses. Según me habían dicho, su padre había enfermado luego de que una guerrilla secuestrara en el extranjero a su esposa. De eso ya habían pasado más de diez años y nunca hubo rastro alguno de aquella mujer. Más adelante me enteré que el viejo ya casi no salía, sin embargo dedicaba cada minuto del día a revisar archivos y pagaba a cualquiera que lo ayudara a recolectar información relacionada a la desaparición de su esposa. En su obsesión, involucraba Página 51