LETRINA SEPTIEMBRE 2016 | Page 29

LETRINA Número 8 Septiembre 2016

Edna Rodríguez Salas AQUÍ NADIE ME LEE

Sentada en la acera, con el frío en las manos abrazando las rodillas, me guarecí a un costado de la camioneta blanca con las maletas escondidas a un lado del neumático; traía puesto un abrigo impermeable color turquesa que deseaba fuera gris para que nadie me viera. Quién sabe dónde estaba, no conocía a nadie, ni tampoco sabía qué peligro podía haber, sólo tenía la certeza de que él venía en camino, aunque, ¿ con la certeza también de que llegaría? ¿ Y si tenía un accidente o una cosa así como en los dramas?... Preferí callar a mi inconsciente y dar paso a la certidumbre para no invocar la mala suerte.
Mi memoria agitada pensaba cuando nos escribíamos por Internet, era una imagen tan clara de él porque lo había leído por completo como se leen los gestos, las miradas, los movimientos; mi imaginación se construyó de alguna forma con sus opiniones, su fantasía, sus historias, sus chistes, sus juegos, su obra, y cada cosa que publicaba la disfrutaba, la estudiaba, le comentaba; pasábamos horas en el chat cuando la noche estaba con nosotros nada más, cuando el conticinio.
Así nos conocimos por tanto tiempo, sin mirarnos, sin vernos, sin saber nuestros gestos, sin oír nuestras voces, y aunque pude ver una foto de él antes de nuestro encuentro, la compartió conmigo solo tres días antes de vernos, cuando ya tenía mi boleto. Una foto, por cierto, rara, porque sus ojos los tenía casi cerrados, sonriendo como borracho, con su mirada de " no dormí hoy pero es la boda de mi hermana y por eso puedo estar de pie ", lo que lo hacía ver como si no fuera quien es.
A la foto le puse mucha atención, para concluir que adrede me la mandó por tratarse de una caricatura de él mismo, de modo que yo sentía que lo esperaba a ciegas enfrente de su casa... Si tan sólo viviera cerca, ésta sería una de tantas
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