LETRINA LETRINA #6 Marzo - abril 2013 | Page 24

Possesus Eduardo Medina. Estudiante de Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte. JAIME SABINES Dea se levantó de la cama; todavía le temblaban las piernas. El semen escurría por su sexo hasta la mitad del muslo. Pero no del sexo, del recto, más adentro, de sí misma. No se molestó en limpiarse. Quería tenerlo hasta el final, hasta el último instante, apenas, quizá, como un susurro, o un espasmo, pero adentro al fin. El Coloso fumaba en la cama sin voltear a mirarla. Dio tres pasos hacia el baño y la puerta se abrió con un soplo espectral que entró por la ventana; era el exacto refugio para su vencimiento, para lidiar con el asco y con la culpa. Cerró la puerta tras su espalda y apenas pudo aguantar las lágrimas. ¿Dónde estás? Le preguntó al espejo y sólo se vio a sí misma en silencio. Esta es la última, pensó, es la última… Cerró los ojos e intentó encontrarse con su orfandad, con su primera pérdida, con el primer recuerdo de su primer dolor: ésta fue la última, pensó, y volvió a mirarse al espejo esta vez sin preguntar nada. 25