LETRINA LETRINA #5 Enero- febrero 2013 | Page 5

bol, eran cuatro y me dijeron que ahí no había señal, que los celulares ahí no funcionaban. Fue entonces cuando me entró la curiosidad de preguntar si acaso tenían los servicios más básicos, uno de los niños me respondió que no, que en ese pueblo el servicio de luz era por plantas que se alimentaban con gasolina que tenían algunas familias. Me dirigí hacía una cabina telefónica, la única en un pueblo que apenas contaba con una pequeña plaza muy humilde, con una cancha de baloncesto y uno que otro local. Al llegar a la cabina me llevé una gran sorpresa debido a que era también una tienda de abarrotes, muy pobre en contenido y muy descuidada, con estantes vacíos y otros llenos de polvo, pero eso sí, un refrigerador lleno de Coca-Cola a más no poder. La señora que la atendía estaba viendo su telenovela. Pensé: ¿Cómo es posible que a este pueblo le falte pavimento, luz en algunos casos, comida y servicio de agua potable, pero la Coca- Cola y las telenovelas no? Después de realizar mi llamada regresé a mi camino sin poder quitarme a ese pueblo de la mente y cómo los habitantes, rodeados por la miseria, son felices con telenovelas y una Coca-Cola bien fría. 4