LETRINA LETRINA # 10 Noviembre - diciembre 2013 | Page 10
Crack
Para el buen Abuelo.
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El trip duró horas. Lo que nunca me pasó con la marihuana. Tenía
la boca seca, la garganta ardiendo y el estómago vacío. Sólo podía
pensar en eso. En aquella sensación que subía hasta la garganta, un
elevador vacío que debía llenarse. Luego luego pensé en un cigarro.
Entonces, me busqué en las bolsas del pantalón, en la chamarra. Pero
ya ni siquiera la traía. Tampoco la camisa con la que había salido…
Aguanta, aguanta, pensé. De hecho, lo único que llevaba puesto eran
unos pantos de mezclilla, la playera de resaque, mis tenis sucios sin
–
calcetines– . Busqué en las bolsas de atrás: mi celular y mi cartera
tampoco estaban. Nada más me quedaba una cajetilla de Delicados,
aplastada. La compré en algún fragmento de la cinta que debía
reconstruir para saber cómo había llegado allí…
¿Cómo chingados llegué aquí?, dije, o tal vez lo pensé.
Mientras, miraba a mi alrededor: iba a un lado de un par de weyes
que no conocía.
— Saca un tabaco —dijo un wey.
Le pasé la cajetilla.
— ¿A dónde vamos? —dije, antes de soltarme a reír por el
rush.
— A buscar una eriza… —susurró ese wey.
—¿De qué? —le pregunté.
— No sé. Lo que sea para seguir el trip—completó el otro.
Los miraba pero todavía no había visto dónde estaba.
Respirando aire caliente, arrastré la mirada por el suelo: nada más
que arena y desperdicios. Olía a perro muerto. Sentí vértigo, ganas
de vomitar. Me toqué la frente: estaba ardiendo. Miré al cielo: detrás
de las nubes el sol seguía quemándose. Veía todo esto con la boca
seca, la garganta ardiendo, el estómago vacío y las ansias por fumar.
Primero que nada… dije para mí, mientras prendía un cigarro. Fue
cuando me di cuenta de lo que tenía enfrente: había casas de muros
pelones a los lados de la calle. Estaba en un lugar donde jamás había
ido, con alguien a quien nunca había visto. ¿Cómo llegué hasta acá?
¿Estoy en la ciudad? ¿O hasta dónde me llevó el último trip?, pensaba y
me daba coraje no acordarme cómo había llegado hasta ese caluroso
pueblo en no sé dónde, con no sé quién, a buscar no sé qué.
La gente que estaba alrededor no parecía normal. Tenían la