Dijo que simón, que nos veíamos en la
cafe de ahí de la facu. Cotorreamos un
rato acá chido, y después me dice: “¿qué
onda? Mi rumeit está haciendo comida china porque su novio va ir a comer. ¿Quieres ir a comer? Siempre hace un buen.”
Me estaban dando ganas de cagar,
pero de pendejo la dejaba ir, se veía
que sí quería pedo conmigo y me hubiera dado cortón si le decía que no.
Así que, ni pedo, me apreté el culo (porque
no cago en baños públicos) y jalé con ella. Y
ya, llegamos, comimos (¡rifada la comida!).
Y ¡puta! Ya me cagaba y aparte también
me entraron un chingo de ganas de miar
(porque tampoco puedo miar en público).
No quería usar su baño porque ya me
sé el calibre que cargo y se lo iba dejar
bien pinche jediondo. Pero llegó el punto donde ya no aguantaba. Ya sentía
la mierda más pa´fuera que pa´ dentro. Y pa´ acabarla de chingar, ya se
me estaba poniendo bien duro el fierro
(Sepa la Chingada por qué, pero ya traía
dos falos asomándose a mis calzones).
Ni pedo, me paro disque discretamente
y cortés al baño, pero ya hasta sudando:
“Oye. ¿Puedo usar tu baño?”. Y la morra:
Claro,
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pasale
–
señalan-
do
el
pasillo
-
Está
por
ahí.
Tan pronto me perdieron de vista, que
le corro hecho la madre al baño, no podía abrir la puerta porque parecía que
ya se me salía la chis por las manos.
Entré y ¡No mamen! ¡Todo valió verga! ¡Todo iba enfilado derechito a la
más pinche apestosa y culera mierda!
En chinga me baje los pantalones de un jalón con todo y calzones. Aun levantado, me
vino la pinche encrucijada. Con el pito bien
parado no podía cagar y mear al mismo
tiempo. Ya ardiéndome la riata de aguantar la miada y con el culo estrujando tan
fuerte la mierda que ya se me resbalaba
entre los pliegues del ano. Al borde de la
desesperación ¿¡Qué putas hago primero!?
Decido inclinarme un poco y empujarme el rifle pa´ abajo un poco pa ´
atinarle y tirar el miedo, pero al soltar
el chorro, se me afloja el esfínter y ¡siento como empieza a salírseme la caca!
¡Chingue su madre! Me vuelvo a apretar
la uretra y el ano y me siento en el trono.
Me agarro el cara de haba para tratar de
meterlo a la tasa e intento ponerme flojito.
Pus valió pa´ pura Chingada el asunto. Al
relajar el culo (y el alma), el chorro de orines empieza a escurrirse por encima de la
tasa derramándose, ni cuenta me doy has-