LETRINA LETRINA # 1 Mayo - junio 2012 | Page 11

rockeros de todo el país, surge la idea de crear un festival parecido al que se realiza año con año en Estados Unidos llamado “Woodstock”. Este festival mexicano se llevaría a cabo en Avándaro, Estado de México, y tendría por nombre “Rock y Ruedas de Avándaro”, logrando reunir a 300,000 personas. Desafortunadamente, las consecuencias de Avándaro para la música fueron de lo más nefastas, debido a la intolerancia del Estado y al amarillismo del periodista apoyado siempre en los sucesos ocurridos dentro del festival. Todos los grupos fueron quitados inmediatamente de la radio y sufrieron un veto que duró 10 años. Estos acontecimientos originaron que el festival se convirtiera en un tabú, por tal motivo, los medios de comunicación vieron el evento como un acto degenerativo de una sociedad por el uso de drogas y el ambiente hippie que se vivía. Como consecuencia de la represión hacia la juventud, los jóvenes eran vistos como delincuentes, y el apoyo al rock nacional, se vio obligado a separarse un poco de la vida cotidiana para refugiarse en los denominados “Hoyos Funkies”, espacios donde la sociedad de rockeros que querían expresarse se reunían para entrar al mundo underground: cualquier grupo podía tocar y podía te- 11 ner o no, la aceptación del público. Con este controvertido festival se demostró que el rock mexicano ya era una realidad cultural que iba más allá del simple gusto por un estilo musical. Posteriormente, al negarse los permisos necesarios, el rock sale de los salones bien organizados y recurre a corralones, bodegas o terrenos baldíos en la periferia de la ciudad. Para esa época, los grupos mexicanos ya no estaban contentos con hacer refritos o fusiles, por eso, después de 1968, empezaron a escribir composiciones originales, aunque seguían siendo, casi siempre, en inglés. La influencia del rock extranjero sobre el idioma nativo culminaba así su ciclo, según definió el escritor Eric Zolov en su libro Rebeldes con causa. El cambio que sufrieron los grupos mexicanos al buscar un sello propio, que unos años antes había sido bloqueado y convertido en una copia chafa con letras tergiversadas, sólo conservaba el espíritu de algunos acordes llegados de otro país.