Por último, habla del caso concreto de su padre. Esta parte es la elegía propiamente dicha, es decir, el fragmento lírico en el cual Jorge Manrique se lamenta de la pérdida de don Rodrigo; durante el resto de la obra no se había mencionado nada acerca de su padre.
Pero, después de todo esto… ¿Qué sentido podemos darle al poema?
Como ya hemos anunciado al principio, lo que pretende es, como primer objetivo, alabar, lo que convierte a la obra en una elegía hacia el difunto (ya lo habíamos mencionado con anterioridad).
Véase un pequeño fragmento de las Coplas de Jorge Manrique.
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.
Esta obra nos ha permitido apreciar en primera persona los grandes dotes de don Rodrigo como caballero y su gran valentía al afrontar la muerte con serenidad.
Como podrán observar a continuación, el poema está escrito en un vocabulario muy castizo y utiliza palabras más bien cultas para lo empleado hoy en día.
Con esta gran obra que, seguramente, suponga el despegue literario de su autor, queremos hacer un recordatorio, al igual que su hijo, al hombre de las letras y las armas: el Maestre de Segovia.
RODRIGO MANRIQUE EN EL RECUERDO
¡¡¡El magnífico homenage de Jorge Manrique a su padre provoca su despegue hacia la fama literaria!!!
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