Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 31
No. Daniel, el Mochuelo, no entendería nunca estas cosas, estas tozudeces 104 de
los hombres y que se justificaban como un anhelo lógico de liberarse. Liberarse,
¿de qué? ¿Sería él más libre en el colegio, o en la Universidad, que cuando el
Moñigo y él se peleaban a boñigazo limpio en los prados del valle? Bueno, quizá
sí; pero él nunca lo entendería.
Su padre, por otra parte, no supo lo que hizo cuando le puso el nombre de Daniel.
Casi todos los padres de todos los chicos ignoraban lo que hacían al bautizarles.
Y también lo ignoró el padre del maestro y el padre de Quino, el Manco, y el
padre de Antonio, el Buche, el del bazar. Ninguno sabía lo que hacía cuando don
José, el cura, que era un gran santo, volcaba la concha llena de agua bendita
sobre la cabeza del recién nacido. O si sabían lo que hacían, ¿por qué lo hacían
así, a conciencia de que era inútil?
A Daniel, el Mochuelo, le duró el nombre lo que la primera infancia. Ya en la
escuela dejó de llamarse Daniel, como don Moisés, el maestro, dejó de llamarse
Moisés a poco de llegar al pueblo.
Don Moisés, el maestro, era un hombre alto, desmedrado 105 y nervioso. Algo así
como un esqueleto recubierto de piel. Habitualmente torcía media boca como si
intentase morderse el lóbulo de la oreja. La molicie 106 o el contento le hacían
acentuar la mueca de tal manera que la boca se le rasgaba hasta la patilla, que se
afeitaba muy abajo. Era una cosa rara aquel hombre, y a Daniel, el Mochuelo, le
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Tozudez: Cualidad de tozudo. terquedad
Desmedrado: Dicho de una persona o de una cosa: Que no alcanza el desarrollo normal.
Molicie: Blandura de una cosa o de una materia.
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