Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 178

—Ahora la que ha perdido la cabeza has sido tú; no hay otra diferencia. —Quino tiene vergüenza. —También Dimas parecía que la tenía. —Iba por tu dinero. Dimas duró lo que las cinco mil pesetas. Tú lo dijiste. —¿Es que crees que Quino va por tu persona? La Guindilla mayor saltó, ofendida: —¿Qué motivos tienes para dudarlo? La Guindilla menor concedió: —A la vista ninguno, desde luego. —Además, yo no he de esconderme como tú. Yo someteré mi cariño a la ley de Dios. Le brillaban los ojos a la Guindilla menor: —No me hables de aquello; te lo pido por la bendita memoria de nuestros padres. Aún en el pueblo no se barruntaba nada del noviazgo. Fue preciso que la Guindilla y Quino, el Manco, recorrieran las calles emparejados, un domingo por la tarde, para que el pueblo se enterase al fin. Y contra lo que Quino, el Manco, suponía, no se marchitaron los geranios en los balcones, ni se estremecieron las vacas en 178