LaVentanaVerde | Page 14

mercado Ecológico Compra en verde [...Yaiza Martín] S omos lo que comemos. Al menos esa es la frase más repetida entre los clientes del mercado ecológico de Valleseco, EcoValles, el único de estas características que existe en Gran Canaria. Inaugurado en septiembre de 2013, este pequeño oasis donde comprar productos ecológicos se convierte además en un lugar ideal para desconectar, porque en él también encontramos una cafetería-terraza que ofrece una carta muy saludable, como no puede ser de otra manera. En este mercado, impulsado por el Ayuntamiento de Valleseco, sólo hay espacio para el estómago y hasta su coqueta construcción podemos decir que está libre de tóxicos. Un “micromundo” ecológico donde podemos llenar el carro de la compra sin conservantes, colorantes y pesticidas. A menudo se esgrime el elevado precio como un argumento contrario a la compra de los productos ecológicos, pero La Ventana Verde pudo comprobar que no es tanta la diferencia en euros si lo comparamos con lo que se oferta en un mercado convencional. Si es verdad que los productos ecológicos suelen ser algo más caros, debido principalmente a que cada paso que se da tiene que estar debidamente certificado. Desde la propia plantación hasta las semillas y los abonos que se emplean, con el coste que ello genera para el agricultor. No nos podemos resistir a probar un tomate hasta llegar a entender que el olor y el sabor genuino son mucho más significativos y valorables que el precio. Lo sabe bien Juan Pérez. Su mujer regenta en EcoValles el puesto de semilleros hortícolas, aromáticas, frutales, semillas e insumos, certificados para la producción ecológica por la que rige la UE el Reglamento CE 2092/91 en relación a la reproducción de la planta ecológica. “Cuando uno se conciencia llega a entender la diferencia que hay entre un producto autóctono, hecho con producción sostenible, que cuida el entorno y limitado, y el que se hace de manera expansiva. Es lógico que el precio sea algo más caro porque no podemos hacer una producción masiva en un terreno más pequeño y cuidando de que no haya impacto medioambiental”, asegura. Por su parte, Dori Santiago, empleada de unos de los puestos de esta peculiar “isla natural” de Valleseco apunta, “aquí tratamos de propagar el mensaje de que la materia prima es importante, que comer ecológico es sano y no mucho más caro que comer verdura o fruta convencional, porque la política es abaratar los costes” y añade, “todo depende del valor que se le quiera dar a las cosas. Desde este mercado luchamos por la supervivencia del mundo rural eliminando intermediarios y favoreciendo a los productores locales”, subraya. Las palabras de Dori encajan muy bien con el enfoque de comercio justo. “Cuando compras ecológico ya le estás haciendo un beneficio a tu salud, pero el consumidor que va a gastar también tiene el poder de que el dinero termine de verdad en el campo”, asegura su compañera Mariola Santana. Dicen que más del 80% de sus proveedores son familias y tratan de seguir un criterio local. “Tenemos contactos en todas las Islas, pero si hay un producto en Valleseco o en otra zona de Gran Canaria , ¿para qué nos vamos a ir más lejos a por él?”, sostiene. Pan local hasta en el último detalle A unos metros del puesto de frutas y verduras huele a pan. Los elabora Lisandro. Sus panes de cereales como la espelta, centeno o kamut son el reclamo. Todos ellos con el sello de garantía ecológica, pero en su puesto también sirve, galletas, magdalenas y otros productos de repostería. “Me gusta cocinar y así empezó todo. Yo creo en el producto ecológico y es el futuro para las generaciones venideras. Necesitamos crear un planeta sostenible”. Lisandro vive en Santa Brígida y se desplaza todos los fines de semana desde el barrio de La Angostura hasta Valleseco con una única filosofía: que tu medicina sea tu alimento. “La idea de este mercado es fabulosa, cuando lo pusieron en marcha no me lo pensé dos veces”, afirma. Sin dejar de trabajar, entre hogaza y hogaza, Lisandro nos explica cómo se hace el pan ecológico y nos enseña la levadura utilizada. Se trata de la levadura madre, que es una masa fermentada que se obtiene a partir de harina y agua a una temperatura adecuada y se añade a la masa en pequeñas cantidades. “El tiempo de reposo necesario, la humedad y la temperatura crean el milagro de la fermentación”, asegura. Para el horneado se utilizan hornos de leña. El resultado: un pan sin prisas, lleno de nutrientes y con sabor a pan. Su precio, eso sí, es más caro que el pan convencional, una circunstancia que responde al hecho de que las harinas ecológicas tengan que venir de fuera porque en Canarias no se elaboran. Retos pendientes Sin embargo, este mercado todavía tiene retos pendientes para captar al nuevo consumidor, uno de ellos: que el boca a boca y la promoción publicitaria institucional lo conviertan en un referente entre los clientes de otras zonas de la Isla. “Yo vine de Las Palmas de Gran Canaria a Valleseco para pasar el día, pero este mercado ecológico lo he encontrado por casualidad, no lo conocía y me llevo una buena impresión”, nos confiesa Amada Santana, quien junto a su marido llena algunas bolsas. La mañana se va animando. El perfil del cliente que cuida su alimentación es de todas las edades, pero principalmente mujeres, como Sara Montesdeoca, vecina de Valleseco. “Yo vengo a comprar porque a pesar de ser productos ecológicos tienen buen precio. Además tengo un C/ Real Nº 9 Santa Brígida CP 35300 TLF: 928 64 83 15 14 La Ventana Verde niño pequeño y apuesto por este tipo de productos porque es una cuestión de alimentación sana”. Sus trabajadores nos confirman que a estos puestos acuden semanalmente vecinos de Santa Brígida o Teror “que vienen buscando una alimentación saludable”, pero también enfermos de cáncer que se están tratando con quimioterapia, como Antonio Reyes, quien “dice que nota la mejoría simplemente con el cambio de alimentación”. Metros dedicados a la salud y al medio ambiente en el que también hay espacio para una cafetería-terraza, donde se intenta fome