Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 98

Era el momento ideal. Valió la pena esperar. – Bueno profe – sonrió ella. Ya sabía mis intenciones, o parte de ellas. Volvió a modelar a mi lado de regreso al salón, me miró flirteándome y cerró la puerta. En el siguiente instante se me subió todo, ver esa puerta cerrada y ver- me a mí afuera, pensando que Laura estaba ahí a un pasito empelotán- dose… toqué. “Eue no se me note el desespero, que no se me note” pensé. – ¡Laura! – ¿Señor? Respondió sorprendida desde adentro. – ¡Abre! – ¡Ahorita profe! – ¡Abre ya! – ¿Por qué? Cuatro segundos de silencio y… – Quiero MIRARTE. Otros cuatro segundos de nada, cien veces más largos que los anterio- res. Maldita coyuntura interminable. ¿Qué va a hacer? ¿Estará marcan- do en el celular? ¿Lo estará pensando? ¿Se estará desnudando? ¿Gritará? Por dios, algo, lo que sea, pase ya…! sonó el clanc del pasador. El corazón se me iba a salir (y la verga también). Laura abrió. Se asomó y su expresión me asombró. Si mi propio poder y suerte me tenían con miedo, ahora me tenían aterrorizado. La radiación cósmica