Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 92
Capítulo III – Quiero mirarte
Sentía que no había nada que no pudiera lograr. Para muchos hombres,
el éxito se basaba en el dinero, para otros, en las mujeres, para otros, sus
sueños particulares, sus pasiones artísticas y esas cosas.
Para mí eran las colegialas, y lo que recién había sucedido con Laura
me ponía en un nivel que al mismo tiempo me enorgullecía y me asus-
taba. Tenía que admitir paralelamente que tenía mucho poder y que, no
sabía que hacer con él. ¿Acaso podía tener la colegiala que quisiera? ¿Si
ya había pasado los límites, habría otros más allá? ¿Si los hubiera, los
pasaría también? Bueno, una partecita de mi cerebro estaba ocupada
en eso, porque todo el resto estaba flotando en un sueño de romance y
de placer, elevado a una potencia infinita por el carácter de prohibido,
de marginal, de fuera del sistema, de más allá de lo constituido y de lo
convenido.
Volaba al caminar por los pasillos, sonreía al hablar con la gente, el
tiempo se me pasaba rápido y disfrutaba de cada momento. Estaba cons-
ciente que había que ser muy paciente, y que cualquier acción que pre-
sionara los eventos, al contrario de apresurarlos, los impediría.
Por experiencia sabía que las cosas eran más deliciosas dejándolas fluir,
y que actuando más de la cuenta, no serían ni siquiera menos agrada-
bles, simplemente desaparecerían. Así que seguí día tras día haciendo
lo mío. Laura me sonreía con adoración al encontrarnos por ahí y yo le
correspondía. Cada vez me imaginaba haciéndole el amor con poesía o
taladrándola sin piedad, según estuvieran mis ganas.
Laura solía sentarse en la primera fila para mostrarme las piernas, las
cruzaba bien y se fijaba que la falda estuviera lo suficientemente subi-
da Había aprendido a coquetearme, y me ponía a mil muchas veces. Yo,
tenía la suficiente destreza para mirarla sin desconcentrarme de mis
asuntos – a ver, ¿a quién creen que están leyendo, a un aficionado? – y
perfectamente hacía las clases mientras me deleitaba las retinas mirán-
dole las piernas a mi Laura.