Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 90

Pasaron otros cinco segundos de inaguantable ansiedad. Le volví a aca- riciar el rostro, con un tacto tan fino que no compartimos tacto sino ca- lor y electricidad. – Sí – susurró ella. La bomba detonó en un resplandor cegador. Todo se volvió luz y fuego, el cielo mismo se incendió y el horizonte desapareció. Sin miramientos, puse mi boca en la comisura de la suya. Apreté un poco, y de inmediato avancé al centro de su boca. Le chupé la boquita un par de segundos nada más. Un modesto goteo de lubricante me enfrió la punta del pene, e imaginé que algo equivalen- te debió pasar con ella, allá bajo su faldita, bajo su pantimedia gris. ¡Qué delicia! Pero por obvias razones para un experto, no podía avan- zar más tan pronto. Me incorporé y tomé aire. – Ya sabes, Laura. Debes cuidarte, por ti y por los que te queremos. Ella subió la mirada y tenía los ojos encendidos por un brillo hermoso Lo que ella sentía era más de lo que yo esperaba. – Vete a clase, y no se te olvide lo que hablamos. – No se me va a olvidar nunca – me miró con esos ojos radioactivos y pasó a mi lado. Yo, lo que quería era penetrarla y bombearle hasta explotarla. Ella se marchó. Me provocaba tener a ese imbécil que le mostró la verga en la fiesta y decirle “Estúpido, de esta manera es que se conquista una niña”. A lo que a mí respecta, ya tenía a Laurita en bandeja de plata.