Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 88
debería trabajar en radio.
– Ese es el problema, Laura – me le acerqué y empecé a susurrar – a mí
me FAS-CI-NA mirarte.
– Ay, prooofe….
Respondió susurrando.
Los siguientes instantes fueron claves. Las reacciones de ella ante mi
silencio serían las que decidirán el curso a tomar. Me quedé ahí con-
tando los segundos, que parecían años, un poco hincado, acercando mi
frente a la suya. Olía delicioso, y su aliento era como respirar en el pa-
raíso. Ella me miró a los ojos y se quedó quietecita. Empecé a sentir ese
típico dolor muy leve detrás de los testículos, porque la erección era to-
tal pero aún tenía los bóxer y los pantalones puestos.
Tres segundos más y seguía solo ahí. Estábamos contemplándonos. Me
decidí a abrir las compuertas y lanzar la bomba de cincuenta megatones.
– Laura, ¿tú me dejarías darte un beso?
En mi mente, lo que en verdad quería era chupar entre sus labios vagi-
nales y ahogarme en sus tiernos fluidos de amor, pero en el aire, el men-
saje era uno solo: un beso en la boca.
Laura bajó la mirada y masculló algo. Antes que el ambiente se amila-
nara, con un dedo le subí la carita y volvía a hablar.
– De verdad que eres la niña más hermosa que he visto – le acaricié el
rostro – besar tu boquita debe ser como tocar el cielo.
Ella dejó escapar un hilo de aire de su pecho, había perdido las fuerzas
para retenerlo. Fue algo muy parecido a un gemido. Creo que ya estaba
lubricando su cosita rica.
– Dime que sí – cerré los ojos y fruncí el ceño para decir eso.