Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 74

Aunque había comido tanto culo y tanta panocha de colegiala, aún me portaba como un pobre reprimido, pues hasta me fascinaba hacerme debajo de las escaleras para ver culos en bicicletero. Si seguía así, el riesgo sería incalculable. Me di cuenta de que ya no te- nía el control de mis ganas, sino que ellas me tenían bajo control a mí, cuando me aficioné a culiar niñas ya menores, de séptimo grado y a cu- liármelas en el colegio. Es justamente una historia de esas las que os voy a compartir, así que prepararos porque os la vas a jalar. Capítulo II – “De esta manera es que se conquista una niña” Laura, grado séptimo tres, el peor del colegio, donde estaban los más problemáticos. Parte de los conflictos que hacían a estos chicos especialmente difíci- les, eran de índole familiar. Había no solo consumo y tráfico de drogas, vandalismo y delincuencia y violencia, sino prostitución. Desde que oí sobre ello, me dio curiosidad y excitación. Había el ru- mor que a Laura se la comía un tío, o algo así. Y yo no lo culpaba, pues Laurita estaba como para chuparse los dedos. Recuerdo como si fuera ayer, la primera vez que la vi: – profe, mírela, no tiene la blusa del colegio – me dijo una niña, acu- sando a Laura. Cuando volteé a mirarla, quedé con la boca abierta. Laura, estaba sen- tada en su puesto, cambiándose de blusa, como si tal cosa. La que recién se había quitado estaba en su regazo y estaba apenas desenvolviendo la otra. Por lo pronto, no tenía más que una camiseta que por fuerza podía contener esas tetazas recién brotadas. Se le veía debajo un delgado, casi transparente sostén rojo, con las copas tan reducidas que solo le dibujan un retorcido triángulo sobre cada pezón. Y tenía frío, porque tenía los pezones salidos.