Luego, María Elena Walsh se despertó con ganas de escribir. Se sentó en su banco, se acomodó los lentes, abrió su carpeta y muy sorprendida encontró su sueño escrito y preguntó:
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Y una vocecita finita le respondió:
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Entonces María Elena Walsh, se puso otro par de lentes y ahí vio a la Plapla patinando en los renglones de la hoja, haciendo sus travesuras.